VEN, PASA SIN LLAMAR


MENSAJE Y CANCIÓN DE BIENVENIDA AL BLOG
(Pinchar sobre el texto que sigue, para escuchar la canción):
VEN,
PASA SIN LLAMAR
(*) Vídeo de la CANCIÓN: pinchando en cualquier parte del texto de bienvenida anterior (Le puso música y voz: Amador (Dorchy Muñoz) Gracias.

*Tanto los TEXTOS como las FOTOS de cada entrada del Blog son autoría de Ángeles Fernangómez. En algún caso excepcional en que no fuera así, siempre se especifica el nombre del autor o autora y se cuenta con su consentimiento.


miércoles, 29 de diciembre de 2010

MONÓLOGO INTERNO


FOTO: Santiago Carrasco

MONÓLOGO INTERNO

(2010)
(escritura automática)

Iba camino del trabajo, era de mañana y la mirada se me quedó clavada al rojo del semáforo, centrado en la cuenca de mis ojos. No quería pensar, viajaba lento y sin ganas porque quería acabar conmigo y mis bobadas. La vida se hacía pesada y yo quería seguir viviendo pero hacer algunos cambios. La calle estaba triste y las antenas de los tejados me hicieron ver chispas que saltaban hasta el cielo. Pero la luz intermitente del camión que el hombre de la basura custodiaba me hizo mirar al otro lado y me olvidé de todo.
¡Plum, plam!, un bache. Me jode, parece que se salen las entrañas, como coja otro bache le digo al conductor que si le han dado el carnet en la tómbola, pero eso es una tontería, siempre lo dice la gente y no sería nada original, yo le taladro mejor con la mirada y le digo: ¡imbécil, no cojas baches!
Sigo y me asusto. Últimamente estoy asustada aunque no quiero verlo, me niego, pero anoche, al acostarme, vi una cueva negra entre la almohada y las sábanas. Yo estaba en medio y como que me derrumbé hacia dentro (¡pum!), pero luego me dormí.
Sin embargo, me acuerdo de otras veces en que me pasó lo mismo y no podía dormirme, entonces ya no era ¡pum!, era ¡pum-pum-pum- pummmm...! No me gusta, tenía que inventarme cosas para que no se me jodiera la noche. Ahora duermo a pierna suelta mientras escribo que duermo.
¡Cómo pasan los coches!, parecen ríos tontos que se cruzan. Llego al Retiro, no me apetece trabajar, quiero ir al campo y sentarme a la orilla de un río, aunque llueva, me da igual, yo sigo, yo pertenezco al campo y quiero estar con él. Siempre dije que yo acabaría viviendo en el campo, pero la ciudad también me gusta. Lo quiero todo. Me quedo en ambos sitios, ¿por qué no? Caprichosa que eres, chica… (o no). Creo que esta Navidad me tocará la lotería y puedo vivir en el campo y en la ciudad, y no tendré agobios ¡qué gozada!
¡Me tocará la lotería, lo sé! Sigo durmiendo.
.

NOTA: He aquí un atrevimiento por mi parte. Yo que siempre defiendo eso de "escribe con el corazón y reescribe con la cabeza", en este caso me he saltado la segunda parte y me permito subir este monólogo interno en forma de escritura automática, así, dejado salir sin más ni más y fechado en 2004. Sólo recuerdo de él que quise dejarlo tal cual y nunca más volví sobre lo escrito ni le di forma alguna. Hoy, me tropiezo con ello en un recorrido por algunos archivos de word. Sé también que fue un ejercicio más de todos esos a los que, en ocasiones, gusto de llamar a juego. Tal vez lo quise colgar aquí para decirme a mi misma: "chica, los sueños no siempre se cumplen, no te tocó la lotería ese año, al menos no en forma de dinero".
Gracias y...

¡FELIZ AÑO 2011 A TODOS!

Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)



sábado, 25 de diciembre de 2010

Y SI UN DÍA...


Y SI UN DÍA...
(2006)
Y si un día Él escribiera..:

Al llegar la Navidad
ponía mi madre luces de colores
que trepaban
por la planta de la esquina en el salón.
Luego encendía velas, muchas velas.
Recreaba un Nacimiento con montañas y pueblos desmedidos
y, a la mesa,
nos arropaba el amor
que había derramado en cada plato.
Luego brindaba
mirándome a los ojos,
sin importarle que mi vaso
contuviera agua o coca-cola...

¿Y si un día Él lo escribiera, lo dibujara...
-o simplemente lo pensara-,
cuando yo ya no estuviera?
.
.
¡FELICES FIESTAS, NUEVO AÑO Y VIDA ENTERA PARA TODOS!

Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

martes, 9 de noviembre de 2010

POR QUÉ ME HABITO


(2007)
POR QUÉ ME HABITO...

¿Por qué me habito en este cuerpo
que resguarda un alma inacabada?
¿Por qué me pasa el tiempo y no averiguo
la esencia misma de mis horas?
¿Es acaso
que vine para amar,
desde el oscuro infinito
de las cosas intangibles?
No sé por qué ese empeño irrenunciable
de estar cuando nadie me reclama,
de pensar que tengo una misión
que yo sublimo,
cuando,
tal vez,
sólo soy
un accidente
de algún cosmos confundido.
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Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

martes, 12 de octubre de 2010

INSTANCIA AL CORAZÓN QUE SURTA EFECTO






A Miguel Hernández en su centenario.





(2010)


INSTANCIA AL CORAZÓN QUE SURTA EFECTO
Yo, Miguel Hernández Gilabert, en plenas facultades mentales (no así físicas),

EXPONGO:


Que me gestó el vientre
de una patria negra, y a su sombra,
como viento del pueblo fui criado.

Que de niño, pensaba que la risa era
el ocre-verde de los campos de Alicante, y yo
perito en lunas bajo lluvias grises
lloradas boca abajo.

Que el hombre ha de ser hombre
aún a pesar de tantos dioses,
y no ser buey uncido y doblegado,
como conoce el labrador del aire.

Que no me voy, que no;
es que me echan al lado opuesto de la vida.
Será mi cancionero quien grite mis ausencias.
Por eso sé
que moriré con los ojos bien abiertos y,
por tanto,

SOLICITO:


Que se legue al pueblo mi memoria.
Y a mi hijo
que no le cese la risa como el rayo,
desde su mes octavo hasta el postrero.
Que se haga público mi amor por quien me ama.
¡Que no renuncio a ser yo; que no, que no renuncio!
ni abdico de mi condición de ser yo mismo.
Que no, que no renuncio a ser Miguel del pueblo.
Que no renuncio a ser Hernández,
de los campos de Orihuela.
Que no, que no renuncio.
Que no.

Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto)

miércoles, 6 de octubre de 2010

LA CASA 4

(viene de las 3 entradas anteriores)
Relato en 4 tiempos





(2002)

4ª y última parte: RECUERDOS



Andrea llegó a la casa.
Se había enterado de que la habían puesto en venta y estaba decidida a recuperarla. ¡Tanta vida desde que salió de ella!: los coqueteos de su juventud, el corazón y la razón, más equilibrados ya en sus años de madurez, los hijos, la muerte de sus padres, el compañero de su vida, los triunfos y los fracasos, toda su vida se quedaba quieta en este presente, ahora que intentaba disfrutar de la jubilación que creía bien merecida, aunque el dolor de sus huesos a veces lo dificultara. Todo eran recuerdos y más recuerdos.


Sentía su vida como una película proyectada en exclusiva para la niña que allí fue, jugando en aquel patio y en aquella huerta. No pudo evitar que lo primero fuera echar un vistazo a la morera, preguntándose antes si existiría todavía. Comprobó que sí, y el sabor de sus moras maduras le evocó aún más recuerdos. Luego se dirigió al interior. Entró en la cocina (primera puerta a la derecha, lo recordaba perfectamente), y su mirada se quedó clavada con expresión de ternura en el poyete de la ventana donde ella dejaba siempre sus muñecas de cartón-piedra mientras comía. Tocó las paredes suavemente como si acariciara piel viva. Y así, rozándolo todo con un tacto consciente, recorrió toda la casa. Toda su vida se recreaba con ella.


Le pareció que la niña y ella se desdoblaban y sintió deseos de cruzársela por la escalera que conectaba con el piso de arriba, abrazarla y decirle: “mira, pequeña, he llegado hasta aquí y todo esto vuelve a ser tuyo, para que juegues e inventes más aventuras. Yo las escribiré en un cuaderno de colores y lo cerraré cada día con una cinta dorada que envuelva tu preciosa fantasía.


La casa era la niña, pero una niña sabia, que conocía casi toda su vida futura. Estaba recogida en sus recuerdos.


Andrea saltó de esos pensamientos al presente y firmó el contrato de compra-venta. Con él en la mano, sintió el ciclo de la vida, ese donde el final es el principio y cada comienzo encarna un fin. Lo apretó fuerte entre las manos, como si agarrara la vida misma y subiendo a su coche, tomó el camino de regreso, esta vez sabiendo que pronto volvería y se sentaría a la sombra de su casa a recordar y vivir. FIN
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Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

miércoles, 29 de septiembre de 2010

LA CASA 3

(viene de las 2 entradas anteriores)

Relato en 4 tiempos
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(2002)
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3ª parte: SENSACIONES
Andrea llegó a la casa.
Había perdido la conexión con ella desde que su familia la vendió, hacía ya muchos años. Pero el viaje del que regresaba le había hecho pasar muy cerca de aquel pueblecito y sintió deseos de acercarse y observarla, aunque solo fuera desde la calle. Alguien la vio pasmada, mirando el portón como quien hubiera encontrado la puerta del mismísimo cielo y le preguntó si podía ayudarle en algo: “Sí, yo viví de niña en esta casa, ¿vive alguien ahora en ella?” Le contaron que, en la actualidad, estaba alquilada a un Grupo, una especie de ONG, o algo parecido, que la dedicaba a dar apoyo escolar a inmigrantes de toda la zona. “¡Curioso uso, nunca lo hubiera imaginado!” -pensó-.

-¡Pero entre, no se quede ahí, le dejarán verla gustosamente, se lo aseguro! Y Andrea solo gastó el tiempo necesario para agradecer la información antes de aceptar la sugerencia. Abrió el portón y las sensaciones fueron desfilando en perfecto orden. Lo primero, el leñero techado que el mastín utilizaba para dormir y donde ella escondió una vez sus zapatitos. Después, el patio de sus juegos y aquellos curiosos rituales infantiles, luego..., ¡cómo se le agolpaban las sensaciones en que se convertían imágenes y recuerdos! Con su imagen de niña ocupando esos espacios, recordó a sus hijos, algunos ya casi adultos. Quizá no fueran como ella les soñó, pero eran sus hijos y se sentía feliz si les veía aceptar sus vidas y había amor en sus miradas. Ya no eran bebés, ni siquiera niños, pero aún la necesitaban.

La casa estaba hecha solo de emociones y sentimientos agrupados. Eran las raíces de aquel árbol preñado ya de frutos, que conformaban su vida; era sus pilares y el centro de su seguridad.

A Andrea le pareció oír expresiones de su madre que ella misma reproducía sin saber muy bien por qué, desde hacía algún tiempo.

Lo miró todo, y todo lo que pudo acarició, incluyendo el huerto, con el guiño a la morera, gesto que tuvo la sensación de ser correspondido. Ese árbol, que a ella le parecía el de la vida, estaba allí, delante de sus ojos nuevamente.

Se resistía a dejar la casa tan pronto, cuando le ofrecieron una excusa perfecta para alargar un poco la visita.

-Supongo que le gustaría quedarse un rato más, ¿verdad? –le dijo una mujer, que apareció tras la puerta de entrada-. Dentro de unos minutos vamos a servir una merienda, ¿querría acompañarnos?

-Sí, gracias, -dijo sin vacilar un momento-, me encantaría. Y la conversación fluyó sin encontrar tropiezos.

Al atardecer, reanudó el camino y, las preocupaciones familiares que venían ocupando casi toda su mente antes de llegar, fueron sustituidas sin ningún esfuerzo, por una imagen que le llenaba de alegría: una niña con su mismo nombre, corría de un lado para otro de la casa, riendo con esa gracia contagiosa de la que solo los niños conocen el secreto. Sonrió y le invadió una alegre sensación de bienestar. (continuará)
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Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

martes, 21 de septiembre de 2010

LA CASA 2



(viene de la entrada anterior)

Relato en 4 tiempos




.(2002)

2ª parte: DISPERSIÓN
Andrea llegó a la casa.
Hacía años que no vivía en ella ya. Era bonito el paisaje de su entorno, sí, pero no acababa de comprender cómo pudo haber vivido tan a gusto en ese ambiente tan rural. Era más emocionante la ciudad en la que ahora pasaban sus días, más divertida. Miraba entre curiosa y sorprendida aquel lugar que la vio nacer y crecer cuando era niña. No había vuelto desde entonces. Miró el portón de la entrada, que tanto le sorprendiera en su niñez, pero sus dieciocho años recién estrenados le distrajeron colocándose mejor el pelo para estar más guapa. Entró en el patio y lo reconoció, aunque le llamó la atención que estuviera empedrado, no se acordaba del detalle, y ahora había tenido que darse cuenta por lo mal que caminaba sobre las piedras con sus botas altas.

Se asomó a la huerta, vio la morera cargada de frutos maduros. Se acercó a probarlos. Miró el resto de los árboles, pero un pensamiento un poco fuera de contexto le distrajo: “¿dónde habría dejado la cinta de Los Rollings que venía oyendo en el coche?“ Cuando comprobó que la tenía en su bolso, se relajó, volvió a centrarse en la visión de la casa, y su corazón joven se enterneció al reconocer el lugar que más le había gustado para sus juegos. ¡Cuánto había crecido y pensado desde entonces!

Sí que se acordaba de la casa, de todas sus habitaciones y rincones, pero hubo un detalle que le llamó la atención especialmente: No le parecía ahora tan enorme. Era grande, sí, pero no tanto como ella había grabado en su cerebro, ya un poco más agrandado también.

De este pensamiento saltó, sin paso intermedio, al que ocupaba desde hacía unos meses el porcentaje más grande de su mente: “¿qué estaría haciendo Jaime en ese momento?, ¿la seguiría queriendo -o gustando-, o se habría olvidado de ella en todos esos días?”. Tenía tantas ganas de llegar y contarle todo lo que había visto… Se tranquilizó pensando: “mañana, mañana mismo estaré a su lado de nuevo”. Y se sentó sobre el poyete en que acostaba a sus muñecas. (continuará).
Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

viernes, 17 de septiembre de 2010

LA CASA 1

Relato en 4 tiempos
INICIO AQUÍ LA PRIMERA PARTE DE UN RELATO TITULADO "LA CASA", ESCRITO HACE YA ALGÚN TIEMPO, Y ESTRUCTURADO EN 4 PARTES, A MODO DE PEQUEÑOS CAPÍTULOS, QUE COMIENZAN SIEMPRE CON LA MISMA FRASE:
"Andrea llegó a la casa".
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(2002)

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Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

1ª parte: RAÍCES

Andrea llegó a la casa.
Llevaba en su manita el pequeño cabás que siempre utilizaba en la Escuela de Párvulos. Lo dejó en el suelo para poder jugar libre de trabas por el patio. Su casa, la casa en la que ella hacía "casa" si venían mal dadas y algún peligro acechara, estaba así, como posada dentro del escenario natural de aquel pueblecito de montaña. Si alguien le hubiera preguntado a ella si la casa era bonita, hubiera dicho simplemente: “¡pues claro!” Y si hubieran querido saber por qué, quizá sólo escucharan como respuesta: “porque es mi casa y es muy grande y tiene un patio para jugar”.

Era bonita porque era su casa, simplemente por eso. Había nacido allí, y Andrea aún estaba en los años en los que se goza de esa maravillosa inconsciencia que sólo poseen los niños y que permite que todo sea porque sí, sin más, sin buscar recovecos.

Ese patio, que escondía misterios conocidos sólo por ella, se convertía en su mundo, solitario a veces, pero pleno de vida. ¡Era tan fácil y natural para ella crear, inventarse personajes y darles vida en su cerebro en aquel marco...! Y la huerta, con la gran morera, allá, al otro extremo, la huerta a la que llegar se convertía en una aventura peligrosa, al tener que atravesar el pasadizo oscuro y sortear después las babosas que salían al sendero de entre las hortalizas, las que a ella le daban tanto, tanto miedo. Esa aventura tardó en poder correrla a solas, pero acabó consiguiéndolo.

Era una casa enorme, sí -así al menos la veía ella-, en la que cabían todos y cada uno de sus sueños de infancia, y con ese sentimiento de seguridad, Andrea se quedó dormida al sol en la esquina preferida de sus juegos. ¡Qué grande, qué enorme era su casa!
(Continuará)

miércoles, 25 de agosto de 2010

LAS MENTIRAS DE LA LUNA ("Pocuentos")

Luna llena, desde El Escorial. Madrid al fondo (24.8.2010)



LAS MENTIRAS DE LA LUNA ("Pocuentos")

La luna es una mentirosa -me dijeron.
¿Sííí? –contesté yo-, ¡no digáis eso de la luna!
La luna dice muchas trolas –insistieron-.
¿Y por qué decís eso?, ¡qué sabréis! La luna es
frágil, redonda, plateada, lejana, interminable, misteriosa...
¡Eso, eso! –machacaron-, cortando mi discurso pro-lunero.
¡Sí, misteriosa!, por eso juega a despistarte.
Si te callas lo contamos. ¡Silencio, escucha!:
Si la forma de la luna es la de la letra D,
entonces..., entonces es: ¡Creciente!
Y cuando es de C su parecido,
no es Creciente, no, que es Decreciente.
¡Caray! -me dije-, ¡cómo es la luna!
Siguieron esas voces con la martingala
y me cantaron la tonada sefardí:

Yo me enamoré de noche
y la luna me engañó,
Si otra vez yo me enamoro
será de día y con sol.


¡Me dio miedo de la luna!
Y otra vez:
¡no la mires, no la mires que te engaña!,
si hasta al mar lo vuelve loco, ¿no lo ves?
¡No te fíes nunca de la luna!

No pude resistirme y la miré.
Su guiño me caló en el alma,
y seguí jugando a lo que había empezado ya,
¡no se puede resistir un guiño de la luna!

A la mañana, me encontré sudando entre la arena,
sola, perforada de mil sueños
que se había llevado el mar.
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Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

viernes, 16 de julio de 2010

CUANDO FUI ÁRBOL...



Ahora, donde Dios era fuego,
donde hablaba el dolor, llora el vacío.
Antonio Gamoneda

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Cuando fui árbol soñé con el verano
para respirar despacio y acariciar a mis hijos.
Ardieron ellos, y a mí
se me cayó la caricia de las ramas.
Me asfixié de dolor y cerré las hojas
para no ver
mis pavesas avivando sus cenizas.
Fue así…
como preservé también mi savia,
aunque ya no broto hijos.


(Estamos en verano ¡Cuidemos de que no haya más incendios!)
¡Felices vacaciones!
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Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

viernes, 25 de junio de 2010

"DIÁLOGOS A CUERPO ABIERTO"



NOTA: Este cuadro, del pintor mexicano Juan Sebastián Barberá, co-fundador del Grupo "DRAGONEROS", fue pintado íntegramente durante una de las representaciones de la Performance de Poesía y Narrativa Eróticas "Profanando la letra... Diálogos a cuerpo abierto", que vengo representando junto con Paola Herrera y Patricia Monge (Grupo "Dragoneros").
(*)


Mi agradecimiento a Juan Sebastián, Paola y Patricia.


"DIÁLOGOS A CUERPO ABIERTO"

Nacía lentamente,
hasta que le brotaron los ojos.

Entonces...,

aquella mujer, parida por un hombre,
lloró
tres lágrimas de tela,
(por cada una de las tres mujeres
que recitaban al sexo y su locura).

Después,
llevó la mano a su pecho y...
se quedó.
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.Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

(*)

MÁS INFORMACIÓN en "NARRAPOESÍA Eventos y Noticias literarias (mi otro blog)
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martes, 1 de junio de 2010

ADIOS



ADIÓS

Por fin estábamos de acuerdo en algo: tú pagabas las costas del entierro y yo atendía a los detalles.
Comprobé que el pulso no latía. Me recosté en su pecho: ¡ni un sonido! Asentiste, así que lo amortajé sin prisas y me ocupé después del protocolo funerario.
Más tarde, sobre la tumba, recité unos versos. No hubo losas; la alfombré de plantas siempremuertas -decidí cambiarles el nombre esa mañana, al arrancarlas del jardín para el transplante-.
La ocasión bien merecía un respiro.
Levanté la vista y allí estabas. A mi lado no, pero sí en frente, mirando también hacia la tumba. Ni una mueca, ni una lágrima.
Firmamos los papeles y estrechamos la mano de quien autorizó el levantamiento del cadáver tras certificar su muerte, dictaminando, así mismo, sobre el reparto de la herencia.
Al dejar el edificio, dos besos en las mejillas para el adiós y el cambio. Distintos puntos cardinales.
Descanse en paz el amor –nos pensamos-.

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Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)
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miércoles, 12 de mayo de 2010

HOMBRES DE BARRO SIN AGUA


El final fue aquel tiempo en el que ya no hubo ni botijos de barro en los brocales. Para qué, si los pozos eran sólo huecos cilíndricos, como comienzos de arterias desangradas, abiertas a la tierra, secos. Pozos secos.
Quizá te acuerdes. Tú también sucumbiste a la tragedia. Como yo, como todos, como todo.

Las reservas de agua almacenadas no tardaron en llegar a su fin. Los juncos cada día eran menos, y menos verdes los que aún se resistían. Todos sabemos que si no hay juncos es que no existen manantiales. ¡Qué pocos reductos quedaban cuando ya se contaba por lustros la sequía! Quizá el mayor de todos, y que mantenía la vida aún sin extinguir del todo, fuera el ya casi hilillo transparente que corría entre las piedras del Gran Río, el que, una vez, había sido de verdad gran río. La cotización de sus riveras estaba muy en alza, era la poca humedad que aún quedaba. Sólo siguiendo la corriente subterránea de la que emanaba su principal caudal, podía extraerse algo de agua del subsuelo para no morir.
Los jardines interiores de las casas -¿lo recuerdas?- tenían la tierra horadada; horadada en busca de subsuelo acuoso. Polvo seco, eso y sólo eso aparecía, aunque todos lo intentaban.
Hubo un día en que yo caminaba sin rumbo, sólo me guiaba el instinto en busca de algo húmedo que llevarme a los labios. Fue entonces cuando corrí al ver a lo lejos unas pequeñas ramas que apuntaban todavía algún tono verdoso. Tú sabes cómo acaba aquella historia, sí; pero fui yo quien casi no lo cuenta. Imagina que vas corriendo en busca de la salvación que crees al alcance de la mano. Sólo miras al objetivo, no ves más. Por eso no vi el agujero grande perforado en la tierra y excavado en busca de corrientes que no había, el pozo sin agua. Y uno de mis pies pisó el vacío. Caí al fondo. Él fue quien me amortiguó el golpe. Allí estaba, con el mango del pico entre las manos, muerto, putrefacto ya. Aquel anciano debió de desvanecerse mientras buscaba agua cavando y cavando la barriga de la tierra, y ahora me había salvado a mi la vida en la caída, aunque llenó mis ojos de terror también. Si sólo de pensarlo dan ganas de gritar, podrás hacerte una idea de lo que yo sentí cuando mi cuerpo quedó abrazando al suyo. Era la sequía que empezó un verano de hacía ya no se sabe cuánto tiempo. Un verano que invadía los inviernos. ¿Qué pensarías de un año que recorre cuatro estaciones sin apenas lluvia? Dijeron que la media de lluvia, no llegaba a un día por estación siquiera. La vida estaba en peligro, se extinguía, tú lo sabes. Se extinguió.
Trata de pensar cómo sería un lugar en el que lo que se trafica en los tugurios fuera simplemente agua. Así eran las riveras del Gran Río. Los asesinatos, los abusos y la delincuencia llegaron de la mano.

Un día, el cielo se me puso rojo, las calles se pusieron rojas, el aire era tan encarnado que no podía ni mirarlo, entre otras cosas, porque mis ojos también tenían roja la mirada. Después no supe más.
Ahora, desde el otro lado, intento convencer a Dios para que cree hombres de barro sin agua, hombres secos que no sucumban a sequías estivales ni calentamientos de planetas, seres humanos deshidratados que no necesiten del agua para sobrevivir. Y me infundan fuerzas para atreverme a renacer.
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Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

miércoles, 28 de abril de 2010

ACEPTACIÓN

ACEPTACIÓN

Me relamo el ego, y...
ya no siento ese regusto a orquídea en el aliño.

Me sabe
-sin más aderezo-,
a mí.

Es por ello
que ya no necesito relamerme.

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.Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

miércoles, 24 de marzo de 2010

EROS TE SUCCIONA


EROS TE SUCCIONA

Planeabas en nube de obsesión,
cirro en el que entraste de su mano.

Te agradó que te palpara los sentidos,
que resbalara lento por tu piel de escarcha,
parándose a beber sobre tus curvas.

Y después,
deslizarse más aprisa, más abajo..., más violento.

Detenerse.

Zambullirse
en la piscina de tu área de recreo.

Allí fue donde ganando, perdiste la partida.

Porque te uniste a la catarsis de las equis prolongadas,
del no parar el motor ni en punto muerto.
Te absorbió la compulsión y el monotema.

Mil grados de calor, y permanentes,
son demasiado
para que no se acabe gripando la conciencia,
y tengas que escribir al Ave Fénix.

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Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto y foto)

jueves, 11 de marzo de 2010

11-M (6 años después): Poema "SÓLO DOS MESES"

Foto: Santiago Carrasco

¿POR QUÉ ESTA FOTO? : porque simboliza -para mi-, la sangre y las lágrimas vertidas ese fatídico 11-M de 2004.
Por otra parte, la belleza de la foto deseo que simbolice la esperanza de un mejor entendimiento entre las distintas culturas, que ayude a embellecer el mundo.
MERECE LA PENA PINCHAR SOBRE LA FOTO PARA AMPLIARLA.

SÓLO DOS MESES
poema mixto: 11-M (tema social) y 10-A (tema intimista)

I (marzo)
He querido arrancar un mes del calendario,
caduco, ya sin tiempo, derretido;
y al agarrarlo, sentí la furia de los vientos,
el rigor del fuego desatado,
la locura de mil mares sin tierra en que reposen,
el grito de la muerte resonando
por los caminos de hierro del destrozo humano.
Un mes de truenos, de sangre, de lamentos;
un mes de un año
que pasará a la Historia de los libros
mes reventado de bombazos,
ríos de sangre en el andén del grito
(y esa otra sangre
donada en holocausto
para salvar las vidas de los casi muertos).
Odio y amor entrelazados.
Corrí a arrancar el mes del calendario
como si quisiera borrarlo del recuerdo
por no temblar de horror, de rabia, de impotencia...,
para no ver, tan de cerca
la desgracia,


II (abril)
pero arranqué también el mes presente
y pasé del Yo de todos
a mi propia pena,
esta vez fui yo quien lo arrancó de cuajo
abriendo así, mi privada caja de los truenos.
Olor a primavera, nacimiento,
y esa otra muerte,
la de aquel, que todavía no sé
qué es lo que se ha ido a hacer al otro mundo;
confusión, fastidio, desencuentros,
lluvia, mucha lluvia también
para limpiar la ira.
Con el papel en la mano del mes equivocado
oí la cantinela, otra vez, en mi cerebro
y unas notas
que eran gotas que empezaban a empaparme,
y esa voz
que pregunta mi pregunta
-la misma que me acosa cada año-:
¿quién, pero quién me ha robado el mes de abril?Esta vez he sido yo,
lo hice sin querer, pero no temas
yo te aliso, te extiendo y desarrugo
y te devuelvo al año para que transcurras.
Te rodeo de amor para que vivas.
Abril es mío y quiero renacerlo,
desposeídamente mío,
eternamente pasajero
año tras año.

(Poema leído en 2004 en Radio 2 "Rincón Literario, tus Poemas en las Ondas", de Edith Checa)
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Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto)
Todos los derechos©Santiago Carrasco (foto)
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martes, 16 de febrero de 2010

NO QUERÍA SUFRIR

Foto: Santiago Carrasco

No quería sufrir.


Con un destino indefinido,

empaquetó su sangre

para que

no le estallaran de pena

las arterias.


Y se sintió vacío.

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Todos los derechos©Ángeles Fernangómez (texto)

Todos los derechos©Santiago Carrasco (foto)

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miércoles, 27 de enero de 2010

OLOR


Qué poco duró en el espacio
-tuyo-
el olor a tu cuerpo,
olor a ti,
tu olor.
Tú.
El tiempo que tardé
en tocarte con mi olfato,
verte al aspirarte.
Sentirte
Olerte
Estar

Aunque vuelvas para más irte,
ven,
perfúmalo de regresos.
Ven poco a poco,
rocía de ti
ese tu hueco,
para que,
al no estar, sigas estando.
Luego, si es tu deseo,
vuela…, vuela…, vuelaaaa...,
pero regresa
a rellenar el aire cuando,
otra vez,
el olor se extinga en el ambiente
de lo que fue tu sitio siempre.
Es.

Hijo, menos mal
que ya vi dónde pensarte.

(2005)
Todos los derechos©Ángeles Fernangómez